Listado de la etiqueta: ansiedad

Hace poquito hablaba con mi papá, como muchas veces hago, y dónde muchas veces suceden los momentos más iluminados de mi vida.

Cuando no tengo más espacio en mi cabeza para guardar mis problemas, o cuando mis problemas deciden gritar demasiado fuerte, siempre puedo contar con una buena charla para ordenar todos esos pensamientos.

Esta vez estaba sobrecargada con la imposibilidad que muchas veces tengo para comunicarme con otros. El problema mayor se da cuando estos otros son personas que realmente me importan, a las que quiero muchísimo, y siento que lastimo con mi, como dije en ese momento, inutilidad para expresar mis necesidades más básicas, especialmente emocionales, lo cual siempre me lleva a pensar en un sinfín de problemas, que aún no existen y no van a existir en un futuro cercano…

¿Cómo vas a estar en una relación si no podés hablar con el otro? 

¿Cómo vas a mantener cualquier tipo de relación sana con tu familia si no podés hablar con ellos?

Tus hermanos te van a odiar.

Nunca vas a tener amigos. 

Tus amigos te van a dejar. 

Nunca vas a tener novio. 

Si tienes novio, te va a terminar odiando. 

Nunca tendrás hijos. 

Si tienes, hijos te van a odiar. 

Leer más

Hay algo de lo que no hablo mucho. En realidad, es algo de lo que me cuesta hablar, ya que me cuesta admitir qué me pasa.

Cuando me diagnosticaron con TEA le di a mi psicóloga todos los cuadernos y diarios que guardaba desde que era chica, para ayudar con el proceso. Cuando llegó el día en que debía escuchar los resultados, fue la primera vez que alguien fuera de mi cabeza usara “esa palabra” refiriéndose a mí. No, no era autismo, ya me sentía cómoda con esa identidad, sino que fue depresión. Ella nos dio el significado a mis padres y a mí, y me dijo que concordaba con lo que mostraba en mis escritos, dijo que le preocupaban más las consecuencias de eso que las del autismo en sí, por lo menos al nivel en que yo lo estaba manejando.

Siempre me había sentido identificada con esa condición, pero fue ahí recién cuando me di permiso de admitírmelo (a mi misma, nunca lo dije en voz alta), y ponerle nombre a lo que me pasaba. Sin embargo, sonreí y dije, sí; eso escribía hace mucho, no me pasa tanto, era cosa de adolescentes.

No se por qué nos cuesta hablar tanto del tema, no solo a mí, sino a todos, como sociedad, como individuos, nos cuesta. De hecho, dudé mucho (y mientras corrijo el borrador y sigo dudando) si publicar este artículo, porque aún me cuesta mucho admitir y hablar de lo que me pasa. Leer más