Las personas autistas no son sociables.

¿Cuántas veces habremos oído eso?

Es cierto, la mayoría de las características del Trastorno del Espectro Autista llevan a que socializar sea lo que más afectado se ve, al punto que muchos le llaman una discapacidad social cuando tienen que clasificarlo.

Si uno leyera una lista de características del TEA esto no le sorprendería tampoco: problemas en la comunicación, falta de empatía, ninguna de estas son características que la mayoría busca en un amigo.

Habiendo dicho todo esto, soy de la opinión que este tema está siendo enfocado de la manera equivocada. Para empezar, no es lo mismo tener dificultad para sociabilizar que no ser sociable. A muchas personas autistas les encanta sociabilizar, quizás no de la misma manera que una persona neurotípica, claro, pero de que les gusta, les gusta. Incluso, para sorpresa de muchos, existe el autista extrovertido.

Mejor se lo pongo de diferente manera: ¿alguna vez fueron a alguna convención típica nerd? Esas como Comic-Con, o si viven en Salta, como yo, algún evento como los que organiza Dimensión Cómics, o el evento Always, del mundo mágico de Harry Potter, o algún Mercado Medieval. Les aseguro que si van a uno de esos eventos verán a muchas personas autistas, hablando con otras personas autistas, divirtiéndose, llevándose bien, comportándose como es esperado en esos eventos. Si no son parte de estos fandom  y van a uno de esos eventos, quizás puedan experimentar lo que las personas autistas experimentan todos los días.

Es fácil decir que las personas autistas no son sociables, o que no tienen empatía, cuando se las juzga por sus interacciones con neurotípicos, ¿se imaginan que hiciéramos lo mismo pero viceversa? ¿Se imaginan si tuviéramos que juzgar la capacidad social o empática de los neurotípicos según como se relacionan con las personas autistas? No quedarían muy bien parados, se los aseguro.

Un ejemplo que me encanta usar es de cuando mi hermano Lucas (quienes me siguen en las redes lo conocerán por su canal de YouTube: SoyAspie) era pequeño e iba a la escuela de ajedrez. Allí tomaba clases con chicos de su edad (tendría unos siete años quizás), chicos más grandes y hasta adultos. Todos los martes y jueves se sentaba y aprendía jugando. Se acercaba a la mesa, daba la mano a su contrincante, se sentaban, encendían el reloj y jugaban y repetía este proceso hasta terminar la hora.

Lucas amaba las clases de ajedrez, eran algo que esperaba con ansias todas las semanas. Por más que casi no conversaba con ningún compañero, no podríamos negar que socializaba, que seguía reglas de comportamiento, que era buen ganador o perdedor cuando le tocaba, que hacía lo que era esperado de él, mientras lo disfrutaba. Era querido por sus compañeros y él, a su vez, disfrutaba de su compañía.

En mi familia somos fanáticos de todas esas cosas típicas de nerds que mencioné antes: nos encantan las películas de superhéroes, los cómics, Star Wars, a mi me encanta Harry Potter, mi hermana es super fan de El Señor de los Anillos y todo lo que tenga que ver con Tolkien, Lucas es conocido en los almacenes del barrio como la calculadora, no nos alcanza el lugar en la casa para todos nuestros libros y solemos ir a todos esos eventos y convenciones de cómics, y vamos disfrazados todos.

En estos eventos son los momentos en los que más me siento yo misma, si se entiende. Son en estos lugares y en estas oportunidades en las que siento que entiendo lo que se espera de mí socialmente, sé que todos compartimos un interés en común, algo de lo que puedo hablar por horas, y algo de lo que todos los que están ahí quieren hablar por horas, para eso van.

Estas comunidades (llamadas fandom) son mi pequeño oasis. No solo en los eventos, sino también online: en los grupos de Facebook o de WhatsApp, en las páginas de Instagram, compartir estos intereses son una gran fuente de felicidad.

Y ahí creo que está la palabra clave: comunidad.

Justamente ayer mi mamá me preguntaba: ¿por qué las personas autistas suelen sentirse atraídas por estas temáticas típicas de nerd?

Me parece que hay muchas respuestas a esa pregunta: por un lado, son temas que agradan a nuestra forma de pensar, son divertidos pero complejos, y muchas veces nos ayudan a darle sentido al mundo. Muchas de estas historias que nos encantan tienen algo en común: o un personaje alienígena o diferente  intenta darle sentido al mundo nuestro; o personas comunes tienen que darle sentido a un mundo alienígena; o es un mundo totalmente nuevo que los personajes o el autor nos va mostrando y al que le damos sentido juntos. Además a eso le sumas temáticas típicamente intelectuales como ciencia, o el espacio, y listo, se crea un terreno propicio para la persona autista.

En mi caso estas historias siempre fueron, además de grandes fuentes de entretenimiento, herramientas para entenderme y entender al mundo.

Luego está la parte de comunidad. Por más que a los autistas nos cueste socializar en ámbitos comunes, no nos quita lo humano, y el humano es, por esencia, un ser social. Todos necesitamos de la interacción social. Todos necesitamos de una comunidad, de la sensación de pertenencia.

Estas temáticas, estas historias, nos dan eso. Crean comunidades de fanáticos que tienen algo en común, que quieren compartir, que aprecian el conocimiento enciclopédico de estos temas, que aprecian estos personajes, estos mundos, y no solo eso, sino que los usan de inspiración para crear cosas nuevas y compartir eso.

Además, para una persona que siempre está tratando de esconderse y actuar para integrarse en un mundo que normalmente nos es hostil, la oportunidad de disfrazarse de otro personaje y compartir con gente que ama a ese personaje tanto como uno, es realmente mágico.

Yo, por mi lado, estoy por siempre agradecida de los contactos, experiencias, amistades que estar metida en esta comunidad me dio. Desde el trabajo, con la oportunidad de llevar nuestro emprendimiento a distintos eventos, a formas de acercarnos como familia, compartiendo películas, dándome temas de conversación con mis hermanos, un hermoso grupo donde me siento apreciada y segura y donde puedo expresarme libremente y compartir todo esto.

Tampoco hay que olvidarse del detalle que todas estas historias y todas estas temáticas son simplemente geniales. ¿Cómo no nos van a gustar?

Que la Fuerza los acompañe,

La Chica de Sombrero (también conocida como la Maestra Johsi’i Mandaz, de la Nueva Orden Jedi; o Sherlokiana, orgullosa Ravenclaw)

3 comentarios
  1. Luciano
    Luciano Dice:

    Shalom. Me encantó tu post. Hace algún tiempo tuve un pensamiento similar al tuyo: que si en el mundo la mayoría de las personas fueran autistas, los considerados ‘normales’ serían conocidos por el nombre de un síndrome. Para mí, las personas somos como perfumes: la mezcla de distintas esencias sobre un fondo común. Cada uno es distinto y considerar que existe una sola manera de socializar es un error grave. Por esto es que me encantó tu post. Realmente no solo afirmó algunas de mis ideas, sino que enriqueció mi conocimiento.

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    • La Chica de Sombrero
      La Chica de Sombrero Dice:

      Gracias!! Si, es así mismo como decís, todo depende del punto de vista, y la verdadera diferencia es que ellos son mayoría y nosotros somos minoría… Como son mayoría, el mundo está organizado para ellos, y no para nosotros. Me alegra que te haya gustado, muchas gracias por leerlo y dejar tu comentario! Lo aprecio mucho!

      Responder

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